• .
  • (+593) 0981 325 128
  • Chat WhatsApp

Publicaciones

  • Home
  • Nombres y Apellidos en los territorios andinos

La historia universal data de que en la antigüedad no existían apellidos para la población. Según la Biblia, por ejemplo, a los personajes del Antiguo y Nuevo Testamento se les conocía solo por su nombre: Abraham, Moisés, Pedro, Juan, Mateo, Jesús, María y José, no había tal cosa como Abraham Pérez, Mateo Guamán o José García. El personaje Bíblico, Iscariote no era el apellido de Judas, ni Tadeo el del Santo, sino solo denominativos o apodos con las que se identificaban.  Con el tiempo las comunidades se poblaban cada vez más y surgían dudas a quien pertenecía los mensajes cotidianos que se intercambiaban.

-Llévale este mensaje a Juan.
-¿Cuál Juan?- preguntaba el mensajero.
-Pues Juan, el “del valle”- explicaba para distinguirlo del otro Juan, el ‘del monte’.

Bajo este análisis, los apellidos ‘del Valle’ y ‘del Monte’ surgieron como resultado del lugar donde vivían estas personas.

Son "apellidos topónimos", porque la toponimia estudia la procedencia de los nombres propios de un lugar. En esa categoría los apellidos como Arroyo, Canales, Costa, Cuevas, Peña, Prado, Rivera hacen referencia a algún accidente geográfico del lugar de origen, mientras que Ávila, Burgos, Logroño, Madrid, Toledo, señalan la procedencia de una ciudad en España.  Si el antepasado vivía cerca de varias torres, cerca de un rio, detrás de una iglesia, o era dueño de varios palacios, el apellido correspondía a los Torres, Rios, Iglesia, Puente y Palacios; de igual forma si un ancestro criaba corderos, cosechaba manzanas o tenía una finca de ganado, su apellido correspondía a Cordero, Manzanero o Toro. Los apellidos que terminan en -ez, como Rodríguez, Martínez, Jiménez, González, su origen es muy graficante: -ez significa ‘hijo de’,  por lo tanto, González era hijo de un Gonzalo; Rodríguez hijo de Rodrigo; Martínez  hijo de Martín; Jiménez de Jimeno; Sánchez de Sancho; Álvarez de Álvaro; Velázquez de Velasco, así por el estilo.

Si analizamos el mismo principio de la toponimia, los pueblos andinos generaron estrategias para nombrar a los individuos dentro del núcleo familiar o en la sociedad a la que pertenecía, por tanto se valieron de significados y las relaciones que mantenían los progenitores con la naturaleza, las actividades cotidianas de la familia, la vegetación de lugar donde habitaba y, los animales icónicos de la cosmovisión, factores que ayudaron a organizar los nombres de personas y de familias; así tenemos:

Nombres que tienen origen en vegetales o plantas medicinales.

  • Vilca”, árbol de fruta purgativa,
  • Coro”, hoja de tabaco contra la ponzoña,
  • Marco”, planta que ayuda tratar el reumatismo,
  • "Mayoguay", papas tempranas o primeras que se cosechan en la chakra,
  • Chagua”, fruta tierna que falta madurar para el consumo,
  • Chamba”, fibra de cabuya utilizada para confeccionar sogas.

Nombres que su origen gráfica una relación con la vida animal.

  • Guacayo”, llama macho, camélido (Camelidae) de los páramos andinos
  • Paco”, Auquénidos (tribu Lamini) también llamados camélidos sudamericanos o lamoides,
  • Napay”, llama (Camelidae) de color blanco, preferentemente seleccionada para sacrificios en ritos agrarios y raymikuna,
  • Mullu”, concha colorada del mar,
  • Puma”, León de montaña,
  • Guaman”, gavilán (Accipiter nisus)​​, especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae,
  • Ushca”, gallinazo (Coragyps atratus).

Nombres que indican lugar de origen.

  • Otavalo”, Valle del amanecer,
  • Guaranda”, del pueblo andino Waranka,
  • Quinchuquí”, de la comunidad de Quinchuqui.
  • "Loja", de la provincia de Loja.

Nombres que identifican algo en específico.

  • "Killka", un mensaje escrito,
  • "Quero", kero (Quero) inca,  vaso ceremonial,
  • "Sinchiguano", fertilizante concentrado,
  • "Cuchiparte", cuidar porcinos,
  • "Quincha", Barrera de protección,
  • "Quishpe", Liberado o librado de algo,
  • "Quintana", casa de recreo o de descanso,
  • "Sangucho", Picante espeso.

Nombres resultantes de la hibridación de palabras kichwa, castellano y pre-kichwa.

  • "Apugcha", palabra compuesta de apu=jefe y ugsha= paja, su significado "paja del jefe",
  • "Cachiguango", de la palabra kachi=Sal y el pre-kichwa guango=trenza, su significado "trenza de sala",
  • "Casachini" proviene de casha=espino y chini=hortiga, su significado "ortiga del espino".

Nombres de palabras antropónimas compuestas

  • "Chimbo” /chimpu/ /halo/ /aureola/, señal de hilo o lana de color que se marca para distinguir algo; aparecen en dos variables de nombres; chimbo-lema y chimbo-razo.
  • “Chumbe” /chumbi/ /faja/, prenda que utilizan las mujeres para sujetar el anaco a la cintura y, se usa como un instrumento de documentación del linaje familiar.
En la revista Tradición, N° 21, 1958, Cusco, el sacerdote Jorge A. Lira escribe sobre “Los apellidos indígenas” y da cuenta de haber hallado un Auto de Visita español, según el cual se obligó a los nativos con apellidos quechuas / kichwa difíciles de pronunciar a cambiarlos por su traducción al español.
 
Así, informa Lira, pasaron los Qallo a Lengua, los Wassi a Casas, Willka a Santos, Punku a Puerta, Awka a Guerra, Killa a Luna, T'ika a Flores o De la Flor, Mayu a Ríos, Wayllas a Prado o Del Prado, Qocha a Laguna. Mientras que se asimilaron al español por su fonética, los Muya a Moya, Willka a Vilca, Taphia a Tapia, Ch’akun a Chacón, Haramillu a Jaramillo, Kiruqa a Quiroga, Kamachu a Camacho, Qollantis a Collantes, Kalle a Calle, Muntuya a Montoya, Misa a Meza, Mat’u a Matto, Yawar a Yabar, Pachiku a Pacheco, Siwayllus a Zevallos o Ceballos, Tamayu a Tamayo, Uchuwa a Ochoa, (xespe) Qespe a Quispe, etc.
 
Se indigna Lira y dice: “Haber leído el auto me dio la clave justa del fanatismo colonial anti indigenista, enfurecido contra lo nativo. Ninguna causa valedera descubro para cambiarle a uno el apellido mediante un Auto de Visita”.
 
Algunos apellidos de la antigüedad y hay también que mencionar que en la antigüedad no se tenía apellidos, sino ya era como ponerle seudónimos de las procedencias (Ayllu), de la existencia de variedades, formas, etc.
Fuente: Instituto Cultural de Lenguas Originarias / 2022
Los nombres y apellidos de la población andina se modificaron con la llegada de los hijos del Viejo Mundo (clérigos y terratenientes) durante los siglos XVI y XVII, periodo en la que la iglesia documentaba los datos de los individuos en cada lugar o dominio de los latifundios. Los escribanos hispanos y sacerdotes registraban los nombres de los recién nacidos según entendía el mensaje oral de los progenitores, incluso tergiversaba la intención original del nombre, juntando palabras kichwa en una sola y generando una nueva palabra “compuesta” que no necesariamente aglutinaba la intensión del mensaje original. 

La conquista estuvo marcada de un iponente sincretismo religioso a todo nivel. En lo referente a la asignación de nombres por parte de la iglesia a los miembros de los pueblos conquistados continuaron con la misma lógica en la que se basaba su cultura original. Lo bautizaron con nombres de personajes bíblicos, como: María, José, Isaac, Pedro; con nombres de personajes históricos de Europa, como: César, Augusto, Carlos y otros.

En la era de Luz o nuevo pachakutik, los pueblos ancestrales en su constante búsqueda de reinvidicación de sus derechos, están apropiandose cada vez en mayor medida nombres de origen kichwa, nombres y apellidos que identifique no solo a personas sino a familias de una cultura viva, con profundo enfoque en los saberes y conocimientos de la cosmovisión de esta parte de la Gea.

Fuente:   

  • Adelaar, W. F. H. 1977 Tarma Quechua;
  • Grammar, texts, dictionary. Lisse. Arriaga;
  • Pablo José de 1910 Extirpación de la idolatría de Piru. Buenos Aires;
  • Cieza de León, Pedro de 1973 Le Crónica del Perú. Lima. Cobo, Bernabé 1890 Historia del Nuevo Mundo. 4 vols;
  • Sevilla. Cruz, Manuel 1940 "Dos nomes entre os bororos.";
  • En Revista do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, 175: 183 - 21 1, Rio de Janeiro;
  • Benvenuto Murrieta, Pedro. 1936. El lenguaje Peruano;
  • Tomo I, Lima: Talleres Sanmarti.  Betanzos, Juan de 1999 (1551). Suma y narración de los incas. Editado e impreso por UNSAC. Serie Ediciones especiales UNSAC.;
  • Bouquiaux, Luc y Jacqueline M.C. Thomas. (Editores) 1976. Enquete et description des langues a tradition orale;
  • Tomo. III. Approche thematique. SELAF. a. Edición. Paris, Francia;
  • Carreño C. Raúl y Sonia Kalafatovich C. 2009. Visión de Apurímac. Kopigraf, Cuzco, Perú.