La astronomía es una de las primeras ciencias practicadas por la humanidad. Tiene como objetivo explicar los mecanismos de evolución de los astros y del Cosmos mismo. Nuestra inquietud por conocer de dónde venimos y a dónde vamos es tan universal que puede especularse que es innata a la condición humana. Todas las culturas del mundo han desarrollado alguna teoría sobre el origen del Universo, la creación de la Tierra, el papel de la humanidad en el Cosmos, y desde tiempo inmemorial han tornado su mirada al cielo y buscado respuestas en las estrellas al origen de la Tierra y de la vida misma. En nuestros tiempos, esta búsqueda de sabiduría es parte de comprender que somos uno en el universo -hanan pacha-.
Con una visión mágica del mundo, el cosmos y sus poderes, la astronomía Inca diseñó testimonios que vincularon al hombre con el universo. De esta manera, construyeron observatorios astronómicos y estructuras para determinar los eventos celestes, que adicionalmente tenían una relación con las actividades agrícolas y la celebración de festividades en honor a los cambios estacionales o al sol.
En la astronomía Inca, la vía láctea o hatun mayu era una franja que constituía la personificación celestial del río sagrado Wilca mayu que recorría el Valle Sagrado. También, las diferentes posiciones del hatun mayu eran importantes para establecer los ejes geográficos del Tahuantinsuyo, es decir, norte, sur, este, oeste, además, para vincular los suyos o regiones con la capital y, de acuerdo a ello, asignarle su rol geopolítico, en este sentido, Cuzco era el ombligo del mundo.
Comúnmente, las zonas del firmamento nocturno que no eran iluminadas por estrellas, llamadas constelaciones oscuras, para los incas representaban seres mitológicos del mundo animal. Por otra parte, las astros brillantes que formaban figuras en el cielo nocturno poseían un significado sagrado, de esta forma, en la astronomía de la cultura Inca la constelación de Sirio era la estrella sagrada, la de Aldebarán la estrella del centro, el cúmulo de Ptolomeo la madre maíz, la de Lira la pequeña llama de plata, la de Escorpión la serpiente sagrada, la Osa Mayor la serpiente gigante de la selva, la de Orión la chakana grande, y la Cruz del Sur la pequeña chakana.
Dentro del concepto de la astronomía Inca, las estrellas que forman la constelación de la Cruz del Sur sirvieron de inspiración para dividir territorialmente el Tahuantinsuyo, de la siguiente manera:
- Gacrux representaba al Chinchaysuyo al norte.
- Becrux constituía al Contisuyo al oeste.
- Decrux componía al Antisuyo al este.
- Ácrux figuraba al Collasuyo al sur.
- Justa Crucem establecía a la ciudad de Cuzco en el centro.
Evidentemente los incas también determinaron los solsticios y equinoccios usando un sistema de líneas que partían del Cuzco, llamadas ceques, que se usaban para organizar santuarios o huacas, los cuales tenían funciones políticas y religiosas, siendo uno de estos lugares los sukanqas, que determinando los puntos de salida y puesta del sol en los solsticios de verano e invierno, sirvieron para elaborar el calendario que regía las actividades agrarias, los rituales y las celebraciones.
Finalmente, siendo la astronomía Inca el área más desarrollada por esta civilización, actualmente en torno a ella, existen diferentes puntos de vistas de interpretación científica.
FUENTE:
FrontPage Qosqo Runa
Instituto de Astronomía: Dr. Marco Antonio Moreno corral y Dra. Silvia Torres Castilleja
Jatun Yachay Wasi: Tayta. -Katsa Cachiguango