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  • Saberes Ancestrales: Legado Universal y Perfección Cósmica

Desde la perspectiva de un espacio Cósmico inundado de energía electromagnética oscilante fija en el espacio, el Universo se mantiene en armonía.

Si el Cosmos no fuese operativamente interactuante, toda la energía que lo mantiene en movimiento, ya habría colapsado: Todo se está moviendo en cada lugar del Universo. El espacio cósmico aunque está fijo, oscila a altísimas velocidades entre fases eléctricas- que controlan la velocidad de cada masa que se mueve atravesando su trama estacionaria oscilante- y fases magnéticas que controlan dirección de todo lo que se mueve respecto al espacio estacionario.

Estos principios cósmicos que nos acercan a comprender el todo (illak) son conocidos como Saberes Ancestrales, referencias universales que explican el funcionamiento del universo y las interrelaciones entre los distintos niveles de existencia (Hanan Pacha, Kay Pacha y Ukun Pacha); la comprensión de esta organización compleja se denomina Visión del Cosmos o Cosmovisión.

El cosmos se fundamenta en un equilibrio perfecto de simetrías (fractales), una idea que ha inspirado a la física a lo largo del siglo pasado y que continuará guiando importantes descubrimientos en los próximos años. Así lo asegura Leon Lederman, premio Nobel de Física de 1988 quien, en su libro, La simetría y la belleza del universo, manifiesta que la educación científica es fundamental tanto para la democracia como para la gestión de un mundo cada vez más complejo.

La cosmovisión no solo explica el funcionamiento del universo, sino que también actúa como una guía para la perpetuación de la vida en la Tierra. En este sentido, los saberes ancestrales constituyen un conjunto de principios cosmogónicos que rigen a la humanidad (Pensamiento) trascendiendo en el tiempo y el espacio, erigiéndose como un legado inherente al orden natural y perpetuo.

Concebidos como parte de lo universal, los saberes ancestrales no solo han perdurado a lo largo del tiempo, sino que siguen vigentes en su aplicación práctica para la convivencia de los seres en la faz de la tierra. Su pragmatismo se resume en siete principios fundamentales, comúnmente denominados Códigos Andinos, que el paqo (sacerdote) Q’ero Nicolás Pauccar Calcina describe de la siguiente manera:

  • Kawsay: Implica reconocer que estoy vivo. Es la existencia; reconocer mi propia existencia en el cosmos, es decir: “Yo, como Nicolás, estoy vivo”. Cada persona debe reconocer su propia existencia en el universo.

  • Anya: Representa el acompañamiento, donde uno comparte su perspectiva y reconoce la de los demás como una verdad parcial. Mi verdad complementa la verdad de otros, para avanzar juntos por el camino de la sabiduría y la abundancia (Q’apaq Ñan).

  • Munay: Es el amor, el deseo y el poder de transformar la vida según se elija. Experimentar Munay es recuperar el primer poder humano necesario para emprender el camino de la evolución, como fuerza dominante sobre todas las cosas.

  • Llamkay: Es comprender los procesos del tiempo lineal, donde todo tiene consecuencias. Llamkay permite sincronizarse con lo que uno elige siguiendo las secuencias del tiempo lineal.

  • Yachay: Es el saber, el "por qué" y el "para qué" de las cosas. Este código da sentido a las experiencias vividas, simboliza lo comprendido en el tiempo lineal. Con Yachay, se pueden simplificar procesos complejos mediante palabras o conceptos clave.

  • Ayni: Representa la reciprocidad; el dar y recibir. Este equilibrio es fundamental para la estabilidad personal y universal. Practicar Ayni implica reconocer la importancia de compartir, aceptar y devolver, para mantener la armonía en la vida.

  • Kawsay Pacha: Es la conciencia de la existencia individual dentro de la inmensidad del tiempo y el espacio.

En la cosmovisión andina, todos los elementos se interrelacionan, lo que implica una reciprocidad entre el ser humano y el universo a través de los tres mundos (Hanan Pacha, Kay Pacha, Ukun Pacha), bajo la concepción de que todo es materia y energía. Según Estermann (1998), 'la cosmovisión andina no solo es una manera de interpretar el mundo, sino una filosofía práctica que rige las relaciones humanas y naturales bajo principios de armonía y complementariedad.

Gracias a esta comprensión profunda del cosmos, los pueblos andinos desarrollaron su existencia basados en las leyes universales. Por ejemplo, la energía de atracción lunar permitió la estructuración del calendario agrícola lunar mientras que, en el ámbito de la salud, el intercambio energético dio lugar a rituales como la limpia con el cuy y la kawiña, el uso de plantas medicinales y otros procesos que integran conocimientos ancestrales con principios científicos contemporáneos, como los de la física cuántica.

Por lo expuesto, los conocimientos ancestrales no son exclusivos de los pueblos o culturas que habitaron estas latitudes a lo largo de la historia, ni están limitados a una sistematización basada únicamente en la experiencia empírica. Representan una comprensión profunda de la realidad cósmica y de las fuerzas universales, un análisis que, cada vez con mayor frecuencia, es corroborado por la ciencia y la investigación contemporánea. Este conocimiento ha permitido a los seres humanos convivir armónicamente con la pachamama y enfrentar crisis ambientales y culturales. Los saberes ancestrales ofrecen alternativas sostenibles y holísticas para la supervivencia de la humanidad en la Tierra, fomentando el respeto por la diversidad y promoviendo la integración entre la materia, la energía y la vida en todas sus formas. Como señala Mignolo (2010), los saberes ancestrales desafían la hegemonía epistémica occidental, ofreciendo paradigmas basados en la convivencia y la equidad.

En conclusión, los saberes ancestrales son un legado universal que conecta la práctica, la energía, la espiritualidad y la organización de la vida en la Tierra con la influencia cósmica. Rescatar y valorar este conocimiento es esencial para construir un futuro sostenible, donde lo ancestral y lo moderno converjan en beneficio de la humanidad y del planeta.

Revisión: Dr. Marcelo Almeida (PhD).

Referencias