La cosmogonía (origen del cosmos), la cosmografía (composición y distribución del universo), la cosmología (leyes que mantienen el equilibrio del cosmos) y la perpetuación de la vida en la Tierra (condiciones para la reproducción de los seres vivos) fueron temas de interés para los pueblos originarios de todo el mundo. Estos desarrollaron una relación profunda con el cosmos; al observar el cielo nocturno, organizaron su entorno, predijeron fenómenos naturales y estructuraron su vida diaria y espiritual en la faz de la Tierra.
El conocimiento ha ocupado un lugar fundamental en la historia de la humanidad. Aunque la manera de concebirlo por parte de las diferentes culturas tanto a lo ancho del mundo como a lo largo de los siglos ha generado divergencias, sus implicaciones han sido de tipo social, político, económico y cultural (Rojas Granada & Aguirre Cano, 2014).