La medicina andina tiene una vigencia significativa en los pueblos indígenas del Ecuador, pues representa una parte fundamental de su identidad cultural y de su cosmovisión. Se trata de la medicina practicada por los maestros andinos. En ese sentido, la medicina tradicional andina es parte de nuestra identidad, y gracias al mayor auge y reconocimiento que va alcanzando, revive la importancia de la sabiduría de los pueblos originarios de los Andes.
La medicina andina tiene raíces ancestrales profundas en los pueblos indígenas del Ecuador, que se remontan a prácticas tradicionales de sanación y cuidado de la salud transmitidas de generación en generación. Se basa en una cosmovisión holística que considera al ser humano como parte integral de la naturaleza y del cosmos. Esta visión integral se refleja en las prácticas de sanación, que no solo abordan los aspectos físicos, sino también los emocionales, mentales y espirituales. El uso de plantas medicinales es una parte fundamental de la medicina andina. Los saberes sobre las propiedades curativas de las plantas y su aplicación en tratamientos son transmitidos de generación en generación. Las personas que ejercen la práctica de la sanación, conocidos como yachak o sanadores, poseen un profundo conocimiento de la medicina andina y desempeñan un papel crucial en la atención de la salud de la comunidad.
Aunque la medicina andina es valorada y practicada en muchos casos de forma exclusiva, también coexiste de manera complementaria con la medicina occidental. En algunos casos, se busca integrar ambos enfoques para brindar una atención de salud más completa y efectiva.
El ser humano interactúa con el hábitat del espacio donde vive y busca el equilibrio armónico entre él, la comunidad y el espacio-tiempo donde habita: la pachamama. Se construye a través de la historia y por medio de la práctica de una serie de valores y códigos de convivencia que van formando los saberes, conocimientos y creencias hasta convertirse en un patrón cultural, originando una cosmovisión que no es más que una filosofía de vida en el kay pacha.
A lo largo de la historia, las grandes culturas han aportado con sus sistemas tradicionales de atención a la salud, entre ellas la medicina tradicional china, la medicina ayurveda, la medicina unani, la medicina naturista y la medicina de los pueblos originarios de los Andes. Todas ellas están basadas en el entendimiento de la complejidad de la vida y del ser humano en la faz de la tierra. Su práctica se enfoca en la atención con una visión holística y trascendente, aunque cada una conserva sus propias particularidades (OMS, 2005; ORAS, 2010).
La práctica de la salud intercultural se describe como una relación existente entre los seres humanos y la pachamama, la unidad energética del macrocosmos (hanan pacha) y el microcosmos (ukun pacha) con su centro como espacio que reúne las condiciones propicias para la perpetuación de las especies (kay pacha). En el pensamiento andino, no hay jerarquías sino correspondencias; en esta concepción, el ser humano es el guardián de la pachamama (espacio-tiempo creadora de la vida).
Códigos ancestrales de convivencia social andina
Si bien el mundo andino de hoy no posee la grandeza y conocimientos que algunas de sus culturas llegaron a ostentar en el pasado, hay pueblos y comunidades donde aún se conservan en gran medida estos saberes que logran la sanación. Los pueblos que siguen manteniendo estos saberes nos regalan los principios que los han llevado a encontrar el alli kawsay tanto a nivel personal como comunitario; estos principios reciben el nombre de Códigos Andinos, ordenados como siete leyes fundamentales.
1. Kawsay: Implica que yo debo reconocer que estoy vivo. Es la existencia, es reconocer mi existencia, es decir: “Yo, como..., estoy vivo”. Cada uno debe reconocer su propia existencia en el cosmos.
2. Anya: Es el proceso de acompañamiento, donde uno comparte su punto de vista y reconoce el punto de vista de otro como verdad parcial, donde mi verdad es complemento de la verdad de los demás para caminar en el camino de la sabiduría y abundancia Kapak ñan.
3. Llamkay: Es comprender todos los procesos de tiempo lineal en donde todo tiene su consecuencia. Llamkay permite ir al encuentro de lo que yo elijo siguiendo las secuencias del tiempo lineal, es como sincronizarse con aquello que ubicas.
4. Munay: Es el amor, deseo y poder de transformar tu vida como mejor elijas. Experimentar munay es el primer poder que el ser humano tiene que recuperar para emprender el camino de la evolución como poder absoluto sobre todas las cosas.
5. Ayni: Es el compartir entre todas las cosas. Es la reciprocidad, es el dar y recibir. Es el equilibrio entre todas las cosas. Entonces, cuando das, necesariamente hay una correspondencia que debes recibir, aunque muchas veces, no recibes del mismo modo. Hay otras veces que uno se niega a recibir, entonces desestabiliza su vida, al mundo, su tiempo. Por eso deberíamos practicar ayni, dar y recibir.
6. Yachay: Es el saber. El por qué y el para qué de las cosas. A través de este código se da sentido a todas las experiencias que estamos viviendo; también es la representación o simbolización de lo comprendido en tiempo lineal. Con este dispositivo se puede quitar o transferir un complejo proceso con una sola palabra.
7. Kawsay pacha: Es la existencia de la individualidad en la inmensidad, es decir, tu existencia consciente en tiempo y espacio.
Estos códigos reflejan una profunda capacidad de observación, comprensión y al mismo tiempo gratitud hacia la Pachamama, donde el tiempo y el espacio se entremezclan generosamente propiciando la existencia de la vida. Otorga un carácter sagrado o de perfección absoluta a toda la creación, y todos los seres vivos se hacen parte de esta estructura.
Desde la cosmovisión andina, estar sano integra dos elementos claves: la condición individual y lo comunitario. La condición individual es el “estar bien” (alli kay), es un equilibrio armónico dinámico del aspecto físico, mental, emocional y energético. Según su edad y sexo, se observa su fisonomía y contextura, su capacidad de actuar, su emotividad y su expresividad serena y energética espiritual. La condición colectiva no solo tiene que ver con estar bien, sino con “vivir bien” (alli kawsay), vivir en equilibrio a nivel físico, químico y energético; vivir de acuerdo y con estricto cumplimiento de los principios éticos de la vida comunitaria, respetando jerarquías (adulto-niño, entre otros), roles (marido-mujer), a la naturaleza (Pachamama) y solidaridad (mingas) (Alvarado D., 2019).
La sanación andina
Este sistema de sanación andina, como todos los demás sistemas tradicionales de salud, prioriza las actividades dirigidas a promover la salud preventiva antes que la curativa, tal como las danzas circulares que conectan a los pueblos con la naturaleza. Todo se mueve en la Pacha (cosmos), porque es viva y gratificante. Existen diversas danzas relacionadas a la ciclicidad (pachakutik) y a la variabilidad de las formas. Bajo este enfoque, la sanación andina busca conseguir el alli (equilibrio) del ser vivo en los tres aspectos primarios: en lo físico, lo químico y lo energético.
En la práctica de la medicina andina, el diagnóstico es concebido como un examen o conversatorio con el paciente, en el que se enfoca un análisis a nivel físico, químico y energético o espiritual tanto del paciente como del sanador. Como consecuencia, la sanación es la búsqueda del equilibrio o homeostasis (alli) en tres aspectos. Si durante el diagnóstico se detectase un desequilibrio en alguno de los tres niveles, se procederá a restablecerlo mediante la aplicación de plantas medicinales (Heise T., 2002). Las enfermedades son clasificadas desde el contexto de la dualidad, en aquellas de origen frío y caliente, en estrecha relación con lo intangible. Los métodos utilizados en el diagnóstico son variados, desde el uso de elementos tangibles, como los animales, vegetales y minerales (huevo, cuy, hojas de coca, maíz, frejol, alumbre, incienso, velas, entre otros); o también por medio de plantas maestras, como Erythroxylum coca (coca), Echinopsis pachanoi (San Pedro) y Banisteriopsis caapi (ayahuasca), entre otras; plantas que producen estados alternos de consciencia, permitiendo tener una mejor comprensión de la situación del paciente (Cabieses F., 1993).
Para conseguir el alli corporal o la adecuada homeostasis existen varios pasos: en lo físico, el alli se logra con una constante y armoniosa movilidad corporal; en lo químico, se procura mantener un nivel hormonal y de elementos químicos adecuados en el organismo; en lo espiritual, se busca lograr un correcto equilibrio energético procurando mantener una correcta carga y descarga energética de radicales libres. Para ello, es necesario mantener dietas, purgas, ayuno individual o el samana, que son ayunos colectivos; limpias y baños de florecimiento; un pago a la pachamama; actividades que sirven para equilibrar al ser humano consigo mismo y para cuidarlo dentro del vínculo de la comunidad y de la naturaleza en forma ritual (Cabieses F., 1993).
Las plantas medicinales por los principios activos que poseen contribuyen a nivel físico, químico y energético en el organismo del sanador como en el del paciente. El concepto de fitocomplejo definido como la mezcla de sustancias activas y otras acompañantes que actúan en conjunto para lograr un mismo fin terapéutico, que no sería el mismo si se administraran por separado, o sea como monosustancias (Avello M, Cisternas I, 2010); el concepto de energía las plantas se clasifican en frías y cálidas, bajo este contexto busca alcanzar el equilibrio armónico de la salud.
Según los análisis genéticos modernos, la conquista mató al menos a la mitad de la población indígena original en las Américas. De ahí que muchas partes de las culturas tradicionales, incluida su dimensión médica, hayan sido destruidas o al menos gravemente mutiladas (Heise T, 2002). Es gracias a la arqueología, a la decodificación de información almacenados por los pueblos originarios a nivel la espectrometría de la luz y la geometría fractal plasmadas en tejidos, cerámicas, etc., se viene reconstruyendo la historia y dentro de ella la medicina tradicional andina.
Crónicas sobre la Medicina de los pueblos originario de los Andes.
Garcilaso de la Vega, en su obra Los Comentarios Reales de los Incas relata las curaciones indígenas realizadas a los conquistadores hispanos; las crónicas coloniales del padre jesuita Bernabé Cobo que relatan las prácticas curativas de los antiguos peruanos; también, el aporte de Guamán Poma de Ayala, en su obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno” menciona a los sanadores y sanadoras como personajes con un importante rol social.
El jesuita Joseph de Acosta, que relató en su obra “Historia Natural y Moral de las Indias” a las propiedades médicas de las plantas americanas; o el jesuita Bernabé Cobo, que en su obra “Historia del nuevo mundo” relata la naturaleza y cualidades curativas de algunas plantas peruanas como la maca. Mencionar también a Cristóbal de Molina, que en su obra “Relación de Fábulas y Ritos de los Incas” narra las prácticas médicas andinas. En la época colonial fue Polo de Ondegardo, que en su informe “Los errores y supersticiones de los indios” analiza las creencias incas, incluidas las relacionadas a la salud. Fue Hipólito Unanue que en su obra “Introducción a la descripción científica de las plantas del Ecuador” hace referencia a las propiedades curativas de las plantas, mencionando especialmente a la coca. En la época de la república, el italiano Antonio Raimondi valora el valor curativo de las plantas medicinales peruanas en su obra “El Ecuador”; Hermilio Valdizán considerado como el más grande investigador de la medicina peruana, en su obra “La facultad de medicina de Lima 1811-1911 y nuestra medicina popular. “Apuntes para su historia” menciona la importante labor médica realizada por los indígenas en la colonia; así mismo, en su obra “La Medicina Popular Peruana” relata la historia de la medicina tradicional en el país; Juan B. Lastres, en su obra “la historia de la medicina peruana” menciona la historia de la medicina tradicional en la época prehispánica y colonial. (Bazán, E. D, 2016).
En conclusión diremos que la medicina tradicional andina sigue vigente, sobre todo en los pueblos y nacionalidades indígenas donde la atención con la medicina occidental es escasa. Por otro lado, va tomando mayor importancia y representatividad en la enseñanza académica a nivel universitario, con el propósito de sensibilizar y educar a los futuros profesionales en el reconocimiento de la medicina tradicional de los pueblos originarios de los andes, la concepción de la salud – enfermedad, los contenidos socioculturales, la cosmovisión y práctica de los saberes tradicionales para mejorar la salud. Están también los institutos de investigación que contribuyen al desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas para la prevención de las enfermedades y la recuperación de la salud mediante la medicina complementaria.
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